Australia: Las tarjetas pesan más de lo que uno cree en la billetera
En los últimos decenios, los consumidores australianos han estado pagando cada vez más con medios electrónicos, en especial usando tarjetas de débito y de crédito, afirma el Banco de la Reserva de Australia. Lamentablemente, esas transacciones han tenido un alto coste tanto para consumidores como para comercios minoristas.
De hecho, los consumidores tienden a gastar más cuando no usan dinero en efectivo. Pero eso no es todo; también hay costes ocultos. De hecho, alrededor del 3,5 % de todas las transacciones con tarjeta sufrieron un recargo en 2016, lo que sumó un valor estimado de cientos de millones de dólares al año.
Según el RBA, los comercios pagan alrededor de 4 000 millones de USD al año por comisiones de servicio a bancos y emisores de tarjetas de crédito al año. Es precisamente para reducir estos costes que algunos comercios minoristas cobran cargos adicionales a los clientes. En 2016, la ACCC (Comisión Australiana de la Competencia y el Consumidor) dispuso una modificación que prohíbe los recargos excesivos sobre pagos, impidiendo así que las empresas cobren más de lo que les cuesta procesar la transacción. Por término medio, los consumidores pagan un 1 % por transacción, pero este porcentaje puede llegar hasta un 3 %, y los métodos de pago más caros son las tarjetas de crédito y las que ofrecen recompensas.
Los adeptos a las compras por Internet tienen más probabilidades de verse afectados y si a usted le gusta viajar, tenga presente que las aerolíneas y la industria hotelera suelen aplicar tales prácticas. También puede sufrir estos recargos cuando paga facturas domésticas o transporte, incluidos los taxis.
Por suerte, es posible evitar estos cargos adicionales usando dinero en efectivo, y algunos comercios minoristas tampoco cobran un recargo por pago con tarjetas de débito. Cuando se paga en línea, la activación de la opción BPAY le evitará pagar recargos. También hay supermercados que no cobran estos costes, como Coles o Woolworths.
Si bien estas comisiones resultan ser onerosas, Philip Lowe, Gobernador del Banco de la Reserva, aseguró que “a medida que nos adentremos en un mundo predominantemente electrónico, el coste de los pagos electrónicos habrá de disminuir ”. Esta declaración no solo genera dudas, sino que carece de garantías ya que una sociedad sin dinero en efectivo quedaría huérfana del principal competidor de los medios alternativos —el efectivo—, dando libertad a las empresas emisoras de tarjetas para aumentar los cargos como les plazca.
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