El dinero nos conoce mejor que nosotros a él

Money Advice Service, organización de consultoría independiente sobre dinero de curso legal, afirma que la capacidad de gestionar el efectivo y la aritmética van de la mano. Actualmente, la mayoría de los consumidores británicos en situación de dificultad financiera sonn también la gente que sobrevalora su capacidad numérica; esto afecta al 50 % de la población activa del Reino Unido.

Money Advice Service ha señalado el problema y recomienda que se integren en el sistema educativo nociones sobre el valor del dinero y los beneficios de la gratificación tardía. El director de capacidad financiera de la organización, David Haigh, refuerza este argumento apuntando que la actitud hacia el dinero se establece normalmente entre los cinco y siete años de edad.

Asimismo, el 80 % de los médicos especializados en problemas de ansiedad y depresión están registrando un aumento creciente de problemas no relacionados con la salud, principalmente asociados a deudas y problemas financieros (Atención al ciudadano). Y, aunque esté proliferando el número de aplicaciones de asistencia y gestión financieras, cuando no se tienen las nociones fundamentales, la confianza y la resistencia pueden verse afectadas, o aún peor, se pueden terminar agravando las dificultades económicas. “La tecnología financiera no es la panacea para resolver los eternos problemas de asimetrías de información y los comportamientos y toma de decisiones inadecuadas de los consumidores”, advierte el cofundador del Centro para la Inclusión Financiera, Mike McAteer. “En todo caso, la tecnología financiera ofrece más oportunidades para explotar los sesgos de comportamiento del consumidor y utilizar técnicas de marketing que inducen a confusión y a estrategias de ventas cruzadas para cobrar precios más altos y extraer más valor”.

Antes de que la inteligencia de datos dé lugar a una época en la que el dinero nos comprenda mejor que nosotros a él, en palabras del comentarista de economía digital David Birch, es importante poner a disposición de los ciudadanos las herramientas necesarias para mantenerse informados y con sus flujos financieros bajo control. Ese es el motivo por el que algunos estudiosos y profesores están pidiendo un mayor uso del dinero en efectivo en las aulas con fines educativos, o bien una vuelta general a los pagos en efectivo como forma de controlar el gasto excesivo.

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