Los españoles prefieren el dinero en efectivo

En el país del Rioja y las tapas, el dinero en efectivo sigue siendo el rey. En 2016, los españoles gastaron 253 000 millones de euros en metálico, lo que equivale al 22,9 % de todos los pagos. Esto se debe principalmente a su amplia población rural (el 20,2 %) y al acceso a cajeros automáticos superior a la media (es uno de los más altos de Europa, con 107 cajeros por cada 100 000 habitantes)[3].

A pesar de que se ha registrado un leve descenso en los últimos años, una gran parte de esto se debe a la ralentización de la economía desde la crisis financiera de 2008. Otro factor que está influyendo en el uso de efectivo es la oferta creciente de opciones de retirada de efectivo en establecimientos comerciales. Esto no solo ha dado lugar a un mayor uso de las tarjetas de débito por parte de los españoles, sino que también ha facilitado su acceso al dinero en efectivo.

Desde 2015, algunos bancos están tratando de desincentivar esta preferencia por el dinero tangible mediante la imposición de comisiones a la retirada de efectivo cuando no se efectúa en un cajero de la red del emisor, una política que ha afectado a las cifras de retirada de efectivo.

Aunque se ha registrado un leve descenso en el uso de efectivo, el Índice global de uso de efectivo elaborado por PYMNTS.com pronostica un descenso hasta los 282 000 millones de euros para el año 2022, pero también predice que el uso seguirá siendo significativo. “La facilidad de acceso, la reserva de valor y la sensación de seguridad son algunos de los muchos factores que convierten al dinero en efectivo en uno de los instrumentos de pago más utilizados en España”. (Global Cash Index)

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