Maduro está tratando de avanzar en la creación de su criptomoneda, el petro, a pesar de la fuerte oposición de Estados Unidos (su mayor acreedor) y de su propio gobierno. De hecho, el presidente venezolano ha iniciado conversaciones informales con miembros de la OPEP, de la que Venezuela forma parte junto con otros 14 países. La moneda digital emitida previamente estará respaldada por más de 5000 millones de barriles de petróleo y se lanzarán 100 millones de unidades el 20 de febrero.
Con la esperanza de obtener acceso a divisas extranjeras, el país, ahogado por la inflación, está tratando de atraer a inversores y la oferta inicial ascenderá a 38,4 millones de petros vendidos con un descuento significativo para empezar a mover las cosas. Se espera que esta liquidez tan necesaria ayude a aliviar la crisis que asola al país, pero el Departamento del Tesoro de Estados Unidos teme que esta iniciativa esté destinada solamente a ampliar el crédito de Venezuela y eludir las sanciones.
En cualquier caso, la disparidad de los países miembros de la OPEP dificulta en gran medida el plan de Maduro. De hecho, cada país parece tener su propia opinión sobre las monedas digitales, como Nigeria, que cree que son simplemente un embuste, e Iraq, que está explorando su propia solución.