Este artículo de The Conversation se republica bajo licencia Creative Commons.
Los productos y servicios financieros en línea conocidos como “fintech” han calado hondo en la vida económica y social de muchos países africanos en la última década.
Los titulares de todo el continente suelen ensalzar las virtudes de las fintech. La tecnología está “impulsando la inclusión financiera” y “mejorando la vida de las personas”. Ayuda a “los consumidores a afrontar la inflación“. La tecnología financiera es “demasiado arrolladora para ignorarla“. Y, si no se adopta, “el país y toda la economía se quedarán atrás”.
Estos titulares describen una historia popular sobre la fintech: es la respuesta a varios de los problemas económicos de África. Esta historia también aparece en los documentos políticos de países como Uganda. Las fintech son ahora un componente clave de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera 2023-2028 del país.
Sin embargo, está surgiendo una contranarrativa. Economistas políticos, antropólogos y teóricos sociales advierten de que la tecnología financiera es un ejemplo de una forma explotadora, neocolonial y racializada de capitalismo de plataforma, un sistema por el que un número bastante reducido de redes comerciales se benefician de las actividades e interacciones de los usuarios. Advierten que es intrínsecamente antidesarrollo. Según ellos, es probable que provoque una crisis de endeudamiento de los consumidores, angustia emocional, autolesiones y piratería de datos.
Queríamos saber cómo informa la prensa africana sobre la tecnología financiera. ¿Se reconocen sus deficiencias y posibles escollos? ¿Se presenta sobre todo como una “buena noticia”?
Así que, en un proyecto que iniciamos hace dos años con el economista político sudafricano Scott Timcke, nos propusimos responder a estas preguntas. Este tipo de análisis ayuda a revelar cómo se forman las actitudes del público sobre este nuevo pilar de la vida económica cotidiana. También muestra si la prensa está sirviendo de perro guardián del público con respecto a los asuntos económicos y los asuntos corporativos.
Nuestro análisis, el primero que analiza cómo se está contando la historia de la tecnología financiera en la prensa africana, revela que la cobertura es festiva y ofrece poca información crítica y de advertencia al público y a los responsables políticos. En la mayoría de los casos, la tecnología financiera se cuenta en un tono positivo y como una historia de negocios.
A menudo se acusa a la cobertura mediática internacional y africana del continente de alimentar estereotipos negativos, una tendencia caracterizada como “afropesimismo”. Pero en la última década, gran parte de la conversación de los medios se ha centrado en el bullicio empresarial y ha seguido un guión de “afrooptimismo” o “África en ascenso”, como muestran los titulares anteriores.
La ecología del fintech está marcada por la dinámica de finales de la década de 2000. Entre ellas, el rápido aumento del uso de la banda ancha y las secuelas del colapso financiero de 2008. Sus defensores afirman que la tecnología financiera reducirá la pobreza e impulsará el desarrollo (lo que a veces se conoce como “salto de rana” o “Silicon Savannah”), mejorando la situación de quienes carecen de servicios bancarios formales. Un estudio de 2016 atribuyó a la tecnología financiera una notable reducción del 2% de la pobreza en Kenia.
Otros abogan por un enfoque más cauto y escéptico. Los críticos rebaten las afirmaciones de que la fintech produce un cambio progresivo significativo. También argumentan que la fintech puede ser explotadora y depredadora, y que alimenta la desigualdad al enriquecer aún más a los ya ricos.
Investigaciones anteriores sobre el despliegue de la tecnología financiera en países de todo el continente revelaron tácticas a nivel comunitario. Se despliegan “agentes del cambio” para captar nuevos clientes para los servicios de dinero móvil. Se contrata a “embajadores de marca” para “sentarse en el transporte público y hablar de” los productos fintech.
Nos preguntamos si los periodistas también hablaban bien de la tecnología financiera o si advertían de sus riesgos. Analizamos la cobertura informativa y nos fijamos en el periodismo publicado entre 2016 y 2021 por los principales periódicos de Kenia, Uganda y Sudáfrica, así como a través del agregador de noticias AllAfrica. Comenzamos con un conjunto de 1,190 noticias y analizamos una muestra de 368.
Basándonos en nuestro examen inicial de los artículos, identificamos nueve temas o marcos que aparecían con frecuencia en la cobertura informativa de la tecnología financiera.
El marco dominante fue el que denominamos “anuncio”: la proclamación de un nuevo producto fintech a través de los medios de comunicación; una celebración de la innovación. La “inclusión de género” fue el marco menos común. Es el tipo de reportaje que se centra en una justificación comúnmente compartida de la tecnología financiera: que beneficia especialmente a las mujeres y les ofrece nuevas oportunidades de igualdad y participación.
Prestamos especial atención al marco que denominamos “inquietud”. Nos sorprendió que el 61% de las noticias dentro de ese marco tuvieran un tono general positivo, a pesar de que el marco implicaba un peligro potencial. Esta inquietud aparecía a menudo como telón de fondo de una noticia, más que como historia principal.
Este tipo de noticias, razonamos, permite a los funcionarios del gobierno aconsejar al público sobre una conducta financiera segura y a las empresas fintench promover los beneficios de sus productos “seguros”. El asesoramiento incluye orientaciones sobre cómo las personas pueden ser más conscientes de los riesgos potenciales, como el fraude, y actuar con precaución. Este enfoque de la educación del consumidor es típico de las medidas antifraude en todos los sectores.
La mayoría de las historias sobre los peligros de la tecnología financiera concluyen que, a pesar de todo, es una fuerza benéfica y que cualquier “contratiempo” es menor. Éstos pueden calmarse mediante la acción del Estado (como la regulación) o la responsabilidad individual (como la educación del consumidor). En general, esto refuerza una narrativa de que es seguro y lógico integrar la tecnología financiera en la sociedad: se “sanitiza” a través de este estilo de cobertura informativa.
En general, hemos llegado a la conclusión de que el periodismo de la prensa africana que hemos examinado está muy sanitizado. El tono, el contenido y la fuente de la información, incluso en el contexto de temores bien fundados sobre la tecnología financiera, apuntan a una promoción acrítica de los productos de tecnología financiera, las empresas y toda la industria.
La amplitud de la expansión de las fintech en África y el alcance del daño potencial que conllevan -incluso si sus detractores sólo tienen una mínima parte de razón- indican una necesidad acuciante de un mayor análisis de la historia que se está contando. La audiencia de las noticias, los políticos y la sociedad civil deben exigir un periodismo más crítico.