En un artículo de Cardtronics publicado ayer, Brian Bailey señala que la imposición de medios de pago sin efectivo a los consumidores en Estados Unidos podría tener un efecto contraproducente y perjudicar a los negocios que adopten tales políticas.
El argumento de Bailey se basa en datos recopilados por Cardtronics en colaboración con Edelman Intelligence, una empresa de investigación independiente, para su publicación anual titulada 2017 Health of Cash Study. Los datos demuestran que el dinero en efectivo sigue siendo uno de los métodos de pago más populares en EE. UU., especialmente para abonar importes bajos.
El estudio sacó a la luz información interesante que en principio podría parecer contraria a la lógica, como, por ejemplo, que los “milennials” siguen prefiriendo el dinero en metálico (29 %) a las tarjetas de débito (26 %) y los pagos móviles (25 %) y que los consumidores en general prefieren tener la libertad de elegir el método de pago.
De hecho, la mayoría declaró que utiliza al menos dos métodos de pago al mes (el 90 % de los encuestados). Las variables más determinantes a la hora de seleccionar qué método de pago utilizar son la comodidad (con el efectivo, las tarjetas y los pagos móviles a la cabeza) y la percepción sobre su seguridad (el 84 % expresó inquietud en torno a la seguridad de los datos).