La iniciativa llamada reembolso de efectivo, que se lanzó el pasado 8 de diciembre, ofrece una devolución automática por parte del estado a los ciudadanos que compren en los comercios con una tarjeta de pago o una aplicación de móvil, siempre que antes se registren en la aplicación nacional IO. El día que se lanzó el programa, 7,6 millones de personas se descargaron la aplicación, lo que ocasionó problemas técnicos y una avalancha de quejas de usuarios que no podían proceder a su activación. Los operadores culparon de los fallos al enorme volumen de peticiones de acceso al sistema, aunque admitieron algunas "ineficiencias" y afirmaron que estaban trabajando para solucionarlas.
El programa de reembolso de efectivo incluye aquellas compras que se realicen en los comercios, bares, restaurantes y también a los artesanos y profesionales", afirma el sitio web. Quedan excluidas las transacciones online. Entre el 8 y el 31 de diciembre de 2020, con el programa de reembolso de efectivo extraordinario para Navidad, los consumidores recibirán una devolución del 10 %, hasta un máximo de 150 euros, a condición de que realicen un mínimo de 10 compras con tarjeta de pago. A partir del 1 de enero, el reembolso máximo se incrementará hasta los 300 euros anuales.
El gobierno ha reservado 1750 millones de euros que se destinarán al programa en 2021, y 3000 millones de euros para el año siguiente. Espera que, animando a la gente a pagar por medios digitales, se reducirá una evasión fiscal crónica que, según estimaciones oficiales, cuesta al erario público unos 100 000 millones de euros anuales.
El BCE ha remitido una carta al ministro italiano de Economía y Finanzas, fechada el 14 de diciembre, en la que recalca que “en su opinión, la introducción de un programa de reembolso en efectivo para medios de pago electrónico resulta desproporcionada en vista de los posibles efectos negativos para el sistema de pagos en efectivo que dicho mecanismo podría tener y porque desvirtúa el objetivo de adoptar un enfoque neutral respecto a los distintos medios de pago disponibles”.
La autoridad monetaria de la UE también recuerda al Gobierno italiano su “obligación de consultar con el BCE en el futuro cuando corresponda”. La carta del BCE llevaba la firma de Yves Mersch, miembro del Consejo Ejecutivo y conocido defensor del efectivo, que ese mismo día finalizaba su mandato como Consejero ejecutivo.
Reuters ha informado de que el Tesoro italiano continuará con el plan, añadiendo que la opinión del BCE no era vinculante. “Las observaciones formales que ha formulado Mersch no parecen están justificadas”, señala el Tesoro.
Es posible que esta iniciativa también genere inquietud en el seno de la Comisión Europea, ya que parece crear una distorsión dentro del mercado interior de la UE. De hecho, un contribuyente italiano pagaría un precio final más bajo por un producto o servicio que un no residente. En su informe al Parlamento Europeo y al Consejo sobre restricciones a los pagos en efectivo de 2018, la Comisión señalaba lo siguiente: “Otra conclusión clave es que las disposiciones nacionales divergentes sobre pagos en efectivo falsean la competencia en el mercado interior, lo que conlleva la posible reubicación transfronteriza de empresas, en particular para algunos sectores específicos que dependen significativamente de las transacciones en efectivo, como la joyería o los concesionarios de automóviles. Estas restricciones nacionales divergentes pueden también crear lagunas que permitan eludir los límites nacionales de pago en efectivo y, por lo tanto, disminuyan su eficiencia”.
La Comisión llegaba, por tanto, a la siguiente conclusión: “Por último, debe observarse que las restricciones a los pagos en efectivo son una cuestión delicada para los ciudadanos europeos y que muchos de ellos ven la posibilidad de pagar en efectivo como una libertad fundamental, que no debe restringirse de manera desproporcionada”.