En una entrevista con Bloomberg, Yves Mersch, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), expresó su preocupación y la de otros responsables del banco por la creciente popularidad de las monedas virtuales. En este sentido, Mersch señala que todas las monedas deben preservar la confianza del consumidor, algo que las monedas virtuales tienen el potencial de socavar. “Se está destinando tanto dinero a ellas que parece que estemos ante la nueva fiebre del oro, pero sin oro”.
Se trata de un tema delicado, ya que los ciudadanos son libres de hacer lo que quieran con su capital, incluso si sus acciones implican perder sus ahorros. No obstante, en su función de supervisión, y no en la de regulación, los bancos centrales se sienten responsables de informar al público sobre las implicaciones de las Ofertas Iniciales de Monedas (ICO, por sus siglas en inglés) y de las monedas virtuales. De hecho, las implicaciones de las MV van más allá de su evidente potencial de inversión. Su expansión podría tener graves consecuencias en todos los ámbitos, desde los sistemas de pagos, hasta los bancos y la infraestructura de los mercados financieros, así como el funcionamiento básico de los bancos centrales. Todavía hay una distinción clara que debemos hacer, señala Mersch, entre las “iniciativas virtuales privadas, que no están garantizadas por nadie, y las monedas públicas fiables que son de curso legal y están respaldadas por la economía en su conjunto”. La función del BCE es, en última instancia, proteger la integridad del mercado y a los consumidores, y parece que las monedas virtuales no lo hacen.
Al preguntarle qué piensa sobre la posibilidad de una moneda digital emitida por el banco central, Mersch no descarta la idea en un futuro, siempre que se trate de una “representación digital del dinero en efectivo” con todas sus funciones y atributos actuales.