La promoción de los pagos sin efectivo a menudo viene acompañada de argumentos sobre la innovación tecnológica, la modernidad y la conveniencia, pero detrás de esta fachada hay mucho más.
La Universidad de Pensilvania advierte de una serie de riesgos de los que deberían ser conscientes los consumidores.
El uso de medios de pago sin efectivo:
1. Animan a los usuarios a gastar en exceso gracias a los planes “compra ahora, paga después”, que no exigen el reembolso inmediato, pero que implican altos tipos de interés en caso de demora en los pagos.
2. Exponen a los usuarios a un mayor riesgo de robo de la información de su tarjeta de crédito o débito. En este sentido, siempre se recomienda a los consumidores que verifiquen detenidamente sus extractos mensuales para identificar cualquier anomalía.
3. Las tarjetas generalmente conllevan comisiones de activación y de mantenimiento mensual. Las comisiones también pueden ser anuales, incluso para los usuarios que liquidan sus saldos dentro del plazo definido.
4. Existe un riesgo de penalizaciones por descubiertos. Las empresas de tarjetas de crédito quieren que los consumidores utilicen tarjetas porque son una importante fuente de ingresos para su negocio.
5. Cuantos más consumidores elijan pagos sin efectivo, más instituciones financieras pueden generar ingresos a partir de comisiones de servicio.
Al igual que en la economía libre de Internet (redes sociales, Google y otros servicios online que son accesibles de forma gratuita), cualquier forma de pago emitida por una empresa privada conlleva lógicamente un coste (en el caso de los servicios online como las redes sociales, los datos del usuario son los que impulsan los beneficios) y es importante ser consciente de ello, tal como señala el artículo.
Los riesgos y costes de los pagos sin efectivo también explican por qué el uso del dinero en metálico está efectivamente creciendo en todo el mundo. En EE. UU., las retiradas en cajeros han disminuido un 0,9 % en el periodo 2009-2012, pero la cuantía de las retiradas aumentó un 2 %, un dato que apunta a una tendencia de menos visitas al cajero con retiradas de importes mayores. “La Reserva Federal también señala un declive en el uso de tarjetas de crédito: en 2011, los consumidores tenían 803 800 millones de dólares en “crédito renovable”, mayoritariamente en forma de tarjetas de crédito, lo que representa una caída cercana al 15 % desde 2007”.