Tras numerosas quejas de comercios minoristas, el Reino Unido ha iniciado una investigación sobre el mercado de adquisición de tarjetas de pago. De hecho, se han registrado costes muy elevados desde que la UE impusiera un límite a las comisiones de intercambio. A pesar de las buenas intenciones de la medida, lo único que ha conseguido es desplazar el coste y animar a los emisores de tarjetas a aumentar las comisiones. Y este aumento afecta a los consumidores en última instancia, ya que los comercios compensan la subida con un aumento del precio de los productos.
Según Hannah Nixon, directora gerente de la Autoridad Reguladora del Sistema de Pagos del Reino Unido, “queremos asegurarnos de que los comercios que aceptan pagos con tarjeta puedan acceder a servicios de adquisición de tarjetas competitivos, con una buena relación calidad-precio e innovadores” para proteger a los comercios y, en consecuencia, también a los consumidores.
En 2017, se efectuaron 13 200 millones de pagos con tarjeta de débito en el Reino Unido y, dada su creciente popularidad, es importante que las condiciones de uso sigan siendo competitivas y no el premio gordo para los emisores de tarjetas. Como afirma Andrew Cregan del British Retail Consortium (consorcio de comercios minoristas de Reino Unido), “los comercios gastan 1100 millones de GBP al año por aceptar pagos de uno u otro tipo, de los cuales la mayor parte va a la industria de tarjetas de pago” y esto ejerce una presión mayor sobre el pequeño comercio, ya que le obliga a aumentar los costes, una medida arriesgada según sea del tamaño del negocio.
El estudio de mercado se puede consultar hasta el 14 de septiembre de 2018.