Este artículo se publicó por primera vez en el sitio web de Positive Money, bajo una licencia Creative Commons.
Puede que hayas seguido nuestra serie de redes sociales #12DíasdeEfectivo (#12DaysofCash) durante el periodo navideño. Si es así, sabrás que el efectivo está siendo atacado en dos frentes: los bancos están dificultando el acceso al efectivo, mientras que los comercios están dificultando su uso.
4,514 sucursales bancarias del Reino Unido han cerrado desde 2015, 736 de ellas solo en el último año, y cientos más ya están previstas para 2022. Las sucursales son un punto de acceso vital parael retiro gratuito de efectivo para los ciudadanos de todo el país, pero los bancos las están cerrando en masa para reducir costos de personal y evitar las tasas que tienen que pagar a la red de cajeros automáticos Link.
Mientras tanto, a uno de cada tres compradores se le negó el servicio durante el inicio de la pandemia cuando intentaba pagar con dinero en efectivo. Este rechazo a la moneda de curso legal se ha justificado con el argumento de que el dinero en efectivo podría transmitir el Covid, a pesar de que no hay pruebas que sugieran que sea menos higiénico que terminales de tarjeta o los teclados de PIN.
Los bancos no son los únicos actores privados que se benefician de la desaparición del efectivo. Las empresas de pagos, como Visa y Mastercard, no tienen rival en una sociedad sin dinero en efectivo; son libres de aumentar las comisiones de las tarjetas sin control. Los gigantes minoristas también pueden automatizar totalmente el proceso de pago si no se intercambia dinero físico, lo que elimina la necesidad de pagar a personal humano.
El efectivo es nuestra última defensa contra la posible vigilancia autoritaria del Estado –o de una pareja abusiva, como descubrió la organización benéfica para mujeres Refuge– y evita la exclusión financiera de millones de personas. Una de nuestras economistas principales, Danisha Kazi, lo resume así:
Millones de personas dependen del efectivo, especialmente los grupos ya marginados. Los pagos son un servicio esencial y deben mantenerse en manos del público, no en manos de los grandes bancos, los gigantes tecnológicos y las empresas de tarjetas.
Los grupos marginados en cuestión abarcan una enorme muestra de la sociedad, desde ciudadanos de edad avanzada hasta personas con discapacidad, personas sin hogar, refugiados, inmigrantes, personas de color, trabajadores del sexo y hogares con bajos ingresos.
Un informe de Age UK del año pasado reveló que una de cada cinco personas mayores de 65 años depende del efectivo para sus gastos cotidianos: unos 2.4 millones de personas. La directora general de Age UK Londres, Abigail Wood, nos explicó por qué el acceso al efectivo es esencial para este grupo:
Las dificultades para acceder al efectivo no son sólo una molestia o un inconveniente, sino que para miles de personas mayores, especialmente las que tienen los ingresos más bajos, equivale a quedar excluidas de la sociedad. Proteger el acceso al efectivo sigue siendo fundamental para que nuestras comunidades sean más respetuosas con la edad. La mayoría de las personas de 75 años o más afirman que el efectivo es su forma preferida de pagar las cosas, pero las personas mayores se enfrentan a múltiples exclusiones a la hora de acceder al efectivo.
También están aquellos para los que incluso conseguir una cuenta bancaria es un gran reto. Los “no bancarizados” son más de un millón de adultos en Gran Bretaña. Las personas que entran en esta categoría no tienen alternativas al efectivo. Mark Dunn, coordinador de casos de indigencia en el Centro de Inmigrantes de Hackney, explica por qué hay que proteger el derecho a usar dinero en efectivo por este motivo:
El acceso al efectivo es esencial para los inmigrantes, sobre todo para los que carecen de estatus. El entorno hostil prohíbe a los inmigrantes sin estatus abrir cuentas bancarias; para muchas personas, esto significa que su medio de vida y su supervivencia se basan en el acceso al efectivo y a los servicios que aceptan pagos en efectivo, ya sea para comprar comida en los mercados locales, para cortarse el pelo en una peluquería/barbería local o para comer en un restaurante o cafetería local. Una cantidad significativa de personas a las que apoyamos simplemente no pueden acceder a ningún servicio que sólo acepte tarjetas y esto pone importantes barreras a su supervivencia diaria.
Para las personas con bajos ingresos, el dinero en efectivo es también un medio esencial para presupuestar y gestionar el dinero. No hay mejor ejemplo de ello que las más de 4,000 solicitudes que la empresa de cajeros automáticos Link ha recibido para obtener cajeros automáticos gratuitos, la mayoría en comunidades desfavorecidas.
Mick McAteer es activista y codirector del Centro de Inclusión Financiera, un grupo de investigación sin ánimo de lucro centrado en los hogares excluidos, discriminados o desatendidos por los mercados y servicios financieros. Nos explicó por qué el destino del efectivo no puede dejarse en manos del sector privado:
Sin salvaguardias, la tecnología financiera y la digitalización del sector bancario provocarán una mayor discriminación financiera y perjudicarán a las economías locales y a los grupos marginados que todavía dependen del efectivo. La banca es un servicio fundamental y la protección del acceso al efectivo no puede dejarse en manos del mercado; los reguladores financieros deben tener la facultad de obligar a nuestros principales bancos a mantener un acceso significativo al efectivo.
Fair By Design es una organización similar, comprometida específicamente con la eliminación de la “prima de pobreza”: los costos adicionales que pagan las personas con bajos ingresos por bienes y servicios. Hablamos con su Director de Compromiso Corporativo, Carl Packman, sobre la importancia del dinero en efectivo:
Poder utilizar efectivo es una forma de mantener el control de tu propio dinero. Pero a menudo se cobra un extra por utilizarlo. Por ejemplo, esto se debe a la falta de acceso a cajeros automáticos de uso gratuito. Cuando 1 de cada 7 personas depende del efectivo y más de un millón de personas en el Reino Unido no tienen cuenta bancaria, esto no es justo. La gente necesita poder acceder y utilizar fácilmente el efectivo, y no ser penalizada por ello.
Ya debería estar claro que el actual sistema bancario está fallando a demasiados miembros de la sociedad, y el efectivo es un salvavidas para millones de personas a las que los servicios financieros convencionales son inaccesibles. Dos miembros de la Red de Economistas Negros -una organización que apoya a los economistas negros y desafía la falta de diversidad en el campo- explicaron cómo el sistema bancario está configurado para fallar a las comunidades negras:
Fundamentalmente, el sistema bancario no está al servicio de las comunidades negras desfavorecidas, ya que sus fundamentos utilitarios implican que los bancos sólo prestarán a personas con garantías (generalmente propietarios de viviendas) y con una prima de riesgo (tipo de interés) que compensa a los prestamistas por el riesgo que creen que supone prestar a las personas en cuestión (lo que puede tener cierto grado de subjetividad, si una institución bancaria es institucionalmente racista o si los datos dicen que los negros tienen más probabilidades de incumplir su deuda, entonces los algoritmos establecerán un tipo de interés más alto para los prestamistas negros). En conjunto, las comunidades negras pobres se ven atacadas desde todos los frentes por un cóctel de bajos niveles de propiedad de la vivienda, alfabetización financiera (un problema social que afecta desproporcionadamente a los pobres), bajo poder adquisitivo cuyo poder de compra se ve constantemente erosionado por la inflación, y la espiral del costo de la vida. Además, las instituciones financieras ofrecen préstamos de día de pago y esquemas de “pague ahora”, atrapando a estas comunidades en una espiral de deuda de la que es difícil ver el final y que limita las perspectivas de las generaciones futuras.
~ Dr. Phillip Bokang Ball (citado a título personal)
El sistema bancario excluye a las personas de entornos desfavorecidos, lo que dificulta que salgan adelante.
~ Zoe Akinbodunse
La relación entre el dinero y la salud mental puede ser un círculo vicioso, ya que una mala salud mental dificulta la gestión de las finanzas personales, y unas finanzas deficientes tienen un efecto negativo en la salud mental. Conor D’Arcy, Director de Investigación y Política del Instituto de Política Monetaria y Salud Mental, describió cómo la pandemia ha exacerbado este problema:
Para muchas personas con problemas de salud mental, el acceso al efectivo puede ser enormemente importante. Puede ayudarnos a hacer un presupuesto, a mantener el control de nuestros gastos o a permitir que un cuidador nos ofrezca apoyo en la gestión del dinero. Es vital que se proteja el acceso al efectivo, especialmente en un momento en el que tantas personas están sintiendo la presión sobre su salud mental y sus finanzas.
Una vez establecida la magnitud de la guerra contra el dinero en efectivo, sería negligente por nuestra parte no señalar que no es demasiado tarde para salvarlo. Necesitamos leyes que garanticen la protección del acceso universal al efectivo, principalmente impidiendo que los bancos cierren cajeros automáticos gratuitos y que los comercios se nieguen a aceptar pagos en efectivo. Puedes pedirle a tu diputado una legislación de este tipo a través de la campaña Salvemos Nuestro Efectivo (Save Our Cash) de la Oficina de Correos.
También resulta que Correos está protegiendo el acceso al efectivo a través de las sucursales bancarias compartidas llamadas BankHubs, con tal apoyo popular que ha llevado a su expansión en todo el país, y el apoyo generalizado del personal a estas ideas dentro del Sindicato de Trabajadores de la Comunicación. Necesitamos un BankHub de Correos en cada calle principal para salvaguardar el acceso al efectivo, y necesitamos directrices actualizadas para los minoristas para que dejen de perpetuar los mitos de que el dinero en efectivo es antihigiénico.