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Burger King deja de aceptar los pagos contactless en Nueva Zelanda

Categorías : El efectivo es eficiente, Los costos del efectivo contra los costos de los instrumentos electrónicos de pago
July 3, 2018
Etiquetas : Consumers, Contactless, New Zealand, Vendedores al menudeo
Debido al intercambio exorbitante y a las tarifas de servicios sin contacto, un número creciente de comerciantes está abandonando la función Tap-and-Go en el momento del pago en Nueva Zelanda.
Communication Team / Equipo de Comunicación

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Nueva Zelanda soporta uno de los niveles más altos de comisiones para los comercios en pagos contactless. Efectivamente, las comisiones son tan altas, que incluso el gigante de comida rápida Burger King ha decidido dejar de aceptarlos.

Paywave, el proveedor nacional del servicio contactless, cobra comisiones por las transacciones contactless del 1,2 % para tarjetas de débito y del 1,6 % para tarjetas de crédito. En comparación, estas comisiones ascienden al 0,6 % en Australia y al 0,2 % en Reino Unido.

Los consumidores se han acostumbrado rápidamente a este método de pago y, a pesar de que los comercios siempre hacen todo lo posible para adaptarse a las necesidades del cliente, los costes superan con creces las ventajas, incluso para grandes cadenas de comida rápida.

Un pequeño comercio minorista admitió haber pagado 23 000 dólares al año por usar los servicios de Paywave. En una entrevista con el New Zealand Herald, el director general de asuntos públicos de Retail NZ, Greg Harford, afirmaba que “en Nueva Zelanda, las comisiones de servicio para los comercios son demasiado altas. No existe un motivo obvio para que los cargos tengan que ser dos o tres veces mayores que en Australia o el Reino Unido”.

Las comisiones de servicio las imponen los bancos y las empresas de tarjetas que, al ser dos entidades independientes, añaden un nivel adicional de complejidad, pero los consumidores raramente son conscientes de estos escollos. Esta falta de transparencia se ha convertido en un problema, en particular al observar lo que ha sucedido en la UE tras la aprobación del reglamento sobre tasas de intercambio en 2015: si bien se trata de una medida positiva de protección al consumidor, lo único que ha conseguido es ocultar los costes aún más y que estos recaigan en los consumidores.

La transparencia y la libertad de elección son fundamentales. Comprender los entresijos del espectro de pagos es un asunto complejo y los costes asociados rara vez se comunican. En el caso de Nueva Zelanda, parece que hará falta una masa crítica de comercios para provocar un cambio, que esperemos genere mayor transparencia en general.

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