Necesidad de más cajeros en África
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En un continente habitualmente conocido como M-Pesa en la industria de los pagos, no todos los ciudadanos tienen acceso al dinero móvil. Al contrario, el dinero en efectivo sigue siendo el método de pago más popular para la mayoría de los africanos. Pero, por desgracia, el acceso a este puede ser en ocasiones un proceso largo y costoso.
Por ejemplo, en países con una alta densidad de población como Nigeria, hay ciudades que solo cuentan con dos cajeros, como en el caso de Okearo, en la periferia de Lagos. Esta situación obliga a los ciudadanos a hacer largas colas sin ninguna garantía de que la máquina tendrá dinero cuando llegue su turno. Normalmente tampoco tienen la opción de acudir directamente a un banco, ya que las distancias pueden ser muy largas y las carreteras no están en buenas condiciones. La única opción que tienen es solicitar efectivo con su tarjeta en un comercio local, pero esto conlleva un coste muy alto porque los comercios aplican comisiones desorbitadas del 10-15 % sobre el importe solicitado.
Ghana se encuentra en una situación similar siendo el país con menor número de cajeros per cápita (tan solo 72 por cada millón de habitantes). Se han producido mejoras (el número de cajeros se ha duplicado desde 2012), pero los esfuerzos que se han realizado están lejos de ser suficientes para atender la demanda.Y, a pesar de que los defensores de los pagos móviles y alternativos están presionando para aumentar la tasa de adopción de sus servicios, se necesitarán décadas para afianzar este cambio.
Está claro que existe una necesidad urgente de promover un mayor despliegue de cajeros automáticos de forma generalizada en el continente, posiblemente con propuestas de cajeros que sean más sostenibles y requieran menos mantenimiento. No obstante, estos esfuerzos deben encuadrarse en un plan nacional, como en el caso de Ghana, un país cuyo gobierno tiene previsto ampliar su base de cajeros un 6 % cada año hasta 2020 como parte de su iniciativa de inclusión financiera.
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