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Por qué los legisladores estadounidenses protegen la utilización de efectivo

Categorías : El efectivo es universal
July 24, 2019
Etiquetas : aceptación, Aceptación del efectivo, Moneda de curso legal, Reglamentación, Reglamentación, US
Los esfuerzos para prohibir el comercio minorista sin uso de efectivo están cobrando impulso en todo Estados Unidos. Después de Filadelfia, Nueva Jersey, San Francisco, Massachusetts, y otros estados y ciudades han tomado medidas para garantizar la aceptación del dinero en efectivo. En total, se han aprobado o están en proceso de estudio legislativo 11 proyectos de ley.

Este artículo fue escrito por Sam Kadi, Consejero Delegado de MTech Distributors. 

Los esfuerzos por prohibir el comercio minorista sin uso de efectivo están cobrando impulso en todo Estados Unidos. A principios de este año, Filadelfia fue la primera gran ciudad en prohibir las tiendas minoristas que no aceptan dinero en efectivo, en un intento por proteger el acceso del consumidor al mercado. Nueva Jersey, San Francisco, Massachusetts, y otros estados y ciudades no tardaron en seguir sus pasos. En total, hasta ahora se han aprobado o se están tratando en el Congreso 11 proyectos de ley, según la ATM Industry Association (Asociación de la Industria de Cajeros Automáticos) (ATMIA).

Si bien la prohibición de comercios que no utilizan dinero en efectivo no es una cuestión que haya sido analizada a fondo por los legisladores federales, el tema ha sido planteado recientemente por miembros del Congreso a ATMIA. Y se han presentado dos proyectos de ley en el ámbito federal.

Mientras las ciudades y los estados analizan soluciones que fomenten el crecimiento económico sin imponer obstáculos o discriminar a los ciudadanos que dependen del dinero en efectivo, el tema de operar sin efectivo frente a la prohibición de tiendas que no aceptan efectivo está cobrando impulso.

Comprender la discriminación inherente en los comercios que no aceptan efectivo

Las estadísticas muestran que los pagos en efectivo representan aproximadamente una tercera parte de todas las transacciones en Estados Unidos, y que el efectivo es el medio de pago preferido por más de una cuarta parte de la población. Habida cuenta de que aproximadamente 80 millones de estadounidenses dependen del dinero en efectivo para sus necesidades cotidianas, las innovaciones recientes en tecnología de pago digital podrían tener un impacto negativo sobre los consumidores de bajos ingresos y los que no tienen servicios bancarios.

Según Pew Research Center, al menos un 10 % de los estadounidenses aún no tiene Internet. Las cifras son mucho más elevadas en determinados grupos, cuando se tienen en cuenta factores como la edad, el lugar, la educación, los conocimientos de informática y la condición socioeconómica. En consecuencia, una gran parte de la población, y de la base de consumidores, no posee una computadora o un teléfono inteligente para acceder a sus cuentas bancarias de manera electrónica. Otros no tienen relaciones bancarias por múltiples razones; entre ellas, por carecer de identificación suficiente, por su desconfianza en el sistema bancario, o por problemas de endeudamiento.

Alentar un entorno en el que la posibilidad de elección del consumidor se ve limitada y en el que los compradores se ven segregados por su capacidad para maniobrar en un contexto digital es discriminatorio en muchos sentidos, y da la impresión general de que los comerciantes que se rehúsan a aceptar efectivo lo hacen poque desean tener una clientela más exclusiva.

Resiliencia económica y desafíos en materia de seguridad

Nuestra infraestructura actual no es adecuada para operar exclusivamente con transacciones digitales. Las fallas de TI en casos de tormentas, interrupciones del suministro eléctrico o situaciones de emergencia pueden causar trastornos generalizados, dejando a los comercios sin la posibilidad de procesar transacciones durante horas o semanas, según la gravedad de la situación. En estos casos el efectivo adquiere una importancia fundamental, pues es el único método de pago para los comercios y el único medio de acceso para los consumidores.

Los delitos cibernéticos constituyen otra área de preocupación, habida cuenta de que las empresas estadounidenses han perdido en conjunto 2 700 millones de USD por distintas clases de fraude en 2018, según el Informe Anual de Delitos por Internet del FBI. Las violaciones cada vez más comunes de datos personales ponen en riesgo la información del consumidor, quien es vulnerable al robo de identidad, a sistemas de extorsión y correos electrónicos de phishing (suplantación de identidad) dirigidos, para nombrar solo algunos. Los consumidores con pocos conocimientos digitales son especialmente vulnerables a los delitos cibernéticos. A pesar del aumento de los presupuestos en seguridad informática y de la capacitación en seguridad que se da a los empleados, los piratas informáticos son una serie amenaza para la estabilidad económica – para comerciantes y consumidores por igual.

De cara al futuro

Se espera que la tendencia hacia los pagos digitales y comercios que no aceptan efectivo continúe en los próximos diez años. Sin embargo, en vista del incremento del delito informático, el aumento de las comisiones para que los comercios acepten tarjetas de crédito y débito y el gran número de personas no bancarizadas o sin servicios bancarios, las reglamentaciones para proteger el uso de efectivo adquieren una creciente importancia para proteger la posibilidad de elección del consumidor.

Para los comercios que desean adelantarse a la tendencia que protege el efectivo antes de que sea obligatoria, la respuesta puede ser tan simple como un programa de descuento en efectivo
lo que permite al comerciante ofrecer a los clientes un precio más bajo si pagan con efectivo. Un programa de descuento en efectivo no solo no discrimina a los usuarios de efectivo, sino que supone también un alivio para los comerciantes al no tener que pagar las comisiones asociadas con las tarjetas de débito y de crédito, protege del delito cibernético y permite que las tiendas se diferencien de la competencia.

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