¡Permanece atento a las últimas noticias de CashEssentials! - beyond payments
Al suscribirse, acepta nuestras políticas de privacidad.
×
×

Sobre cómo los programas sin efectivo para promover la independencia de los refugiados puede restringir sus libertades

May 16, 2019
Etiquetas : Efectivo, Inclusión financiera, Payment instruments
Cobra fuerza el debate que apunta a la necesidad de mejorar y promover la autonomía de los refugiados mediante el acceso a ayuda financiera y tecnológica. Pero con la configuración actual, los refugiados solo pueden adquirir autonomía si aceptan las restricciones que se les imponen. Lea el artículo completo en The Conversation.

Este artículo, al que puede acceder desde aquí, fue publicado originalmente por The Conversation el 8 de mayo de 2019 y escrito por Martina Tazzioli, docente en la Universidad de Swansea

 

Sobre cómo los programas sin efectivo para promover la independencia de los refugiados puede restringir sus libertades

La escala de la “crisis de refugiados” en 2015 y el desplazamiento de la población siria en Oriente Medio ha dado lugar a un esfuerzo concertado para dar un apoyo financiero más práctico y accesible a los inmigrantes y a quienes solicitan asilo en su travesía hacia nuevos países de acogida.

Para ello, cada vez son más los organismos humanitarios que adoptan soluciones tecnológicas para gestionar la realidad de los refugiados. En campos de refugiados en Jordania y el Líbano en particular, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) está implantando innovaciones tecnológicas y mecanismos de transferencia de efectivo para facilitar la vida de miles de personas desplazadas de sus hogares.

Al mismo tiempo, los inmigrantes vienen usando “aplicaciones para refugiados” diseñadas por empresas como Apple y organizaciones de ayuda, para poder hacerse camino en Europa y encontrar ayuda en refugios, bancos de alimentos, puestos de primeros auxilios y asesoramiento legal.

Periodistas, académicos y ONG han venido analizando las oportunidades y riesgos asociados con las tecnologías digitales y las herramientas financieras, como los programas sin efectivo que emplean tarjetas prepagadas. Si bien estos mecanismos permiten que los inmigrantes mejoren la conectividad digital, adquieran información actualizada y tengan acceso a fondos sin necesidad de estar bancarizados, esta misma tecnología puede también usarse para rastrear a los refugiados y recoger información útil.

Un punto crítico en mi investigación se centra en un tema relacionado que no se aborda en el debate actual – en qué medida estas tecnologías digitales y programas de asistencia en efectivo aumentan realmente las posibilidades de los refugiados de vivir de manera más independiente.

Por ejemplo, un informe de ACNUR de 2017 indica:

Hay una evidencia creciente de que la asistencia en efectivo constituye una forma muy eficaz de ayuda, pues da a los beneficiarios la autonomía y dignidad para satisfacer sus propias necesidades.

¿Pero cómo consideran la autonomía de los refugiados las organizaciones que promueven estas tecnologías digitales e innovaciones “tecnohumanitarias”? ¿Cómo es que la promueven y sostienen en realidad? ¿Y es verdaderamente beneficiosa para los refugiados?

Independencia financiera

Grecia es el primer país de la UE en el que la Comisión Europea implementó un sistema sin efectivo para quienes solicitan asilo. En 2016, en cooperación con ACNUR, la UE lanzó un Programa de asistencia en efectivo para refugiados. En este sistema, quienes solicitan asilo tienen derecho a recibir una ayuda financiera mensual de entre 90 y 150 euros por persona. El ACNUR entrega las tarjetas a las islas en todos los campos de refugiados y centros de alojamiento, y estas pueden ser usadas para retirar efectivo de cajeros automáticos.

Los programas de asistencia en efectivo dan a los refugiados flexibilidad para comprar productos y servicios y están concebidos para ayudar a que las personas sientan que tienen el control sobre sus vidas, aun cuando se encuentren varadas en algún lugar con un futuro incierto por delante.

Pero se aplican restricciones. Solo aquellos solicitantes de asilo que aceptan el alojamiento proporcionado por el ACNUR o las autoridades griegas tienen derecho a recibir esta ayuda financiera.
Pero algunos solicitantes de asilo prefieren vivir en la solidaridad de un centro de refugiados no oficial como el abandonado Hotel City Plaza en Atenas – pero esto implica que quedan excluidos del programa de asistencia en efectivo al no ser reconocido por las autoridades.

Todos los meses el ACNUR verifica que los solicitantes de asilo que poseen una tarjeta prepagada vivan efectivamente en los campos o artamentos que les han sido asignados. La recarga mensual de tarjetas también está sujeta a una serie de normas disciplinarias que los inmigrantes deben cumplir diariamente en los campos de refugiados (como es el caso del bloqueo de la tarjeta si se considera que “abusan” de la electricidad en su alojamiento).

En verano de 2018, 120 personas que solicitaron asilo en Atenas ocuparon el edificio en el que se distribuyen las tarjetas prepagadas del ACNUR durante más de un mes, reclamando “tarjetas de efectivo para todos”. La mayoría ha sido suspendido o excluido del programa porque no vivían en el alojamiento proporcionado por las autoridades.

Los refugiados en Lesbos han realizado protestas por comida y seguridad.
Aportado por la autora, Marina Tazzioli.

La protesta por las tarjetas fue un catalizador para otras reinvindicaciones, incluida la demanda de dejar de usar el sistema Skype para concertar citas a efectos de presentar una solicitud de asilo, el cual se hizo obligatorio en Grecia en 2016. En este caso, la tecnología era un obstáculo para acceder a sus derechos. Y de este modo, los inmigrantes que desean vivir con la mayor independencia posible quedan excluidos de la ayuda y el apoyo financiero.

Autonomía o libertad

Promover la autonomía del refugiado es visto como una situación temporal que les da flexibilidad y los trata como “beneficiarios”, pero en realidad es un sistema que está sujeto a restricciones, condiciones y procedimientos disciplinarios. Las tarjetas prepagadas son consideradas herramientas digitales que mejoran las condiciones de los inmigrantes. Pero la realidad de muchos de los que buscan asilo en las islas griegas es que han estado varados por meses – algunos más de un año – debido a las “restricciones geográficas” que impone el Acuerdo entre la UE y Turquía.

Según este acuerdo, los inmigrantes que llegan a las islas griegas en busca de asilo deben esperar la respuesta a su solicitud y no pueden trasladarse a Grecia continental o a Turquía a menos que sean considerados muy vulnerables. En un centro de refugiados en Lesbos, un afgano me dijo: “Aquí estamos todos enloqueciendo – nuestra salud mental es tan precaria como nuestra salud física en esta isla”.

Las tarjetas prepagadas lógicamente benefician a los inmigrantes varados en las islas griegas, pero se trata de personas sumamente vulnerables cuya larga estancia allí y la falta de atención psicológica y médica adecuada continúan exacerbando su vulnerabilidad — irónicamente, la única forma en que pueden ser trasladados al continente.

Cobra fuerza el debate que apunta a la necesidad de aumentar y promover la autonomía de los refugiados mediante ayuda financiera y acceso a la tecnología. Pero con la configuración actual, los refugiados solo pueden adquirir autonomía si aceptan las restricciones que se les imponen.

Este tipo de inclusión temporal no reemplaza los derechos y las protecciones legales, y tampoco pueden las intenciones de promover la autonomía separarse de los esfuerzos por poner fin a la contención de los refugiados en islas como Lesbos.

La búsqueda de autonomía debe poner fin a las desigualdades entre personas — entre “salvadores” y “salvados”, entre los que tienen libertad para trasladarse y los que se hallan estancados en el limbo — inherente en las intervenciones humanitarias. Si queremos promover la vida independiente de los refugiados, no podemos separar la autonomía de la libertad, lo que apoya la posibilidad de elección, la dignidad, la movilidad, y una sensación de control sobre sus propias vidas.

Martina Tazzioli, profesora de geografía, Universidad de Swansea

Este artículo vuelve a publicarse de The Conversation bajo licencia de Creative Commons. Lea el artículo original.

This post is also available in: Inglés

Relacionado