Concentrarse en combatir la delincuencia
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Las restricciones al uso de efectivo no han contribuido mucho a reducir la delincuencia, sino que han trasladado el problema a otro lugar. Se necesita un enfoque más global si el objetivo es disuadir la financiación de actividades ilícitas. El tema de la restricción a la tenencia de armas en Estados Unidos vuelve a estar sobre la mesa, especialmente después de producirse otro tiroteo atroz en un instituto de Parkland, Florida. Esta vez, son los estudiantes los que están protestando para pedir medidas más restrictivas respecto a cómo y a quién se venden armas de asalto.
A consecuencia de todo esto, algunas entidades financieras están contemplando la posibilidad de concluir sus relaciones comerciales con cualquier empresa u organización afiliada directamente con la Asociación Nacional del Rifle (National Rifle Association, NRA), incluidos los fabricantes de armas.
A primera vista podría parecer una postura digna de elogio, pero cabe preguntarse hasta qué punto serán efectivas estas medidas individuales para impedir las ventas ilegales o sospechosas de armas. Al igual que sucede con la imposición de restricciones al uso de efectivo como medio para disuadir la financiación del terrorismo, imponer restricciones sin un enfoque más global podría simplemente trasladar el problema a otra parte.
En Europa se han aplicado una serie de limitaciones al uso de efectivo durante los últimos años con el dudoso argumento de que el efectivo es el método de pago preferido por delincuentes y terroristas. Por desgracia, ahora que estas restricciones ya están implantadas (por ejemplo, de 1500€ en Grecia y de 1000€ en Francia), la UE ha constatado que no han servido de mucho para prevenir actos de terrorismo. No es de extrañar pues que la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo haya presentado un informe con otras recomendaciones para combatir la financiación de actividades ilícitas que ya no mencionan el dinero en efectivo.
Entre otras cosas, el informe recomienda implementar un mecanismo de supervisión destinado a controlar organizaciones, particulares y entidades sospechosas que operan bajo regímenes opacos y aconseja que las criptomonedas se sometan a un escrutinio más minucioso. En EE. UU. está emergiendo un escenario similar. Mientras se debate la posible imposición de restricciones a la venta de armas, se está produciendo un cambio en los hábitos de compra de armas, que ahora incluyen las criptomonedas. Lo que estos datos ponen de manifiesto es que las restricciones aisladas no sirven de mucho para resolver el problema en cuestión. Al contrario, lo que hacen inevitablemente es enterrarlo debajo de la alfombra y reducir su visibilidad aún más.
Según datos facilitados por G2 Web Services a PaymentsSource, “durante los dos primeros trimestres de 2017, el contenido de armas en sitios de comercio electrónico cayó un 21 % y un 18 %, respectivamente, en comparación con los mismos periodos de 2016. No obstante, estos contenidos en sitios web se dispararon un 188 % en el cuarto trimestre de 2017 respecto al año anterior y la tendencia se mantuvo en enero de 2018 con un aumento del 108 % en comparación con el año anterior. Este repunte se produjo inmediatamente después del tiroteo de Las Vegas, cuando se empezaron a debatir nuevamente un nuevo conjunto de leyes para restringir la venta de armas.
Las criptomonedas también han ofrecido a los usuarios mayor facilidad para mantener el anonimato, algo que debería empezar a alarmar a las autoridades. Por ejemplo, Michael Cargill, propietario de la mayor tienda online de armas de Texas, Central Texas Gunworks, registró un aumento del 45 % en su facturación desde que empezó a aceptar criptomonedas como medio de pago (CoinDesk).
Cuando lo que está en juego es la seguridad y el bienestar de nuestras sociedades, condenar un único método de pago es un planteamiento desafortunadamente simplista porque, a fin de cuentas, solo son herramientas. Aunque puedan tener características diferentes, unos medios de pago no son más malévolos que otros. Los usuarios, por otro lado, sí pueden ser malévolos. Por consiguiente, las autoridades deberían ampliar su ámbito de actuación y aplicar un enfoque más global en la lucha contra la financiación de actividades delictivas y del terrorismo, tal y como recomiendan ahora los diputados del Parlamento Europeo.
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