Los defensores de una sociedad sin dinero en efectivo deberían prestar más atención a las necesidades de los consumidores en lugar de abogar por un sistema que inevitablemente excluirá a los más vulnerables. Para empezar, el mundo está muy lejos de la digitalización total, pero también existe otra cuestión de la que no se habla con tanta frecuencia: la inclusión financiera.
Los datos del Banco Mundial publicados recientemente indican que hay 1700 millones de adultos sin acceso a una cuenta bancaria, de los que 224 millones viven en China, 191 millones en la India y 99 en Pakistán. Pero eso no es todo. Estos datos están sesgados porque se centran únicamente en el número de cuentas bancarias que existen en el mundo sin tener en consideración si estas cuentas se utilizan activamente o no.
En el artículo de Quartz titulado “What half of the world’s population still doesn’t use a bank account” (La mitad de la población mundial que todavía no usa una cuenta bancaria), Dan Kopf argumenta que aunque el número de personas con una cuenta bancaria aumentó del 62 % al 69 % entre 2014 y 2017, el porcentaje de cuentas activas solo avanzó un 1 %, del 52 % al 53 %. En efecto, muchas personas pueden sentirse presionadas para abrir una cuenta bancaria, como en el caso de la India y su estrategia de desmonetización, pero una vez abierta, no la utilizan nunca.
La ONG Center for Financial Inclusion ha señalado que cerca de 370 millones de indios tienen una cuenta bancaria inactiva, es decir, casi la mitad del 80 % de indios que actualmente tienen una cuenta. En algunos países, el número de cuentas bancarias por adulta está incluso disminuyendo, como es el caso en Nigeria y México.