El gobierno japonés incentiva los pagos electrónicos
Japón es uno de los países del mundo con mayores niveles de efectivo en circulación en relación con el PIB, con un porcentaje superior al 20 % en comparación con el 8 % de los Estados Unidos o el 11 % de la zona euro. En términos de valor, los billetes en circulación se han duplicado entre 2000 y 2019. No obstante, los billetes de 10 000 yenes, los de mayor denominación, representan el 90 % del efectivo en circulación, lo que indica que el efectivo es una importante reserva de valor. Según Reuters, los hogares japoneses mantienen más de la mitad de sus activos en efectivo y depósitos.
Un programa de 280 000 millones de yenes para incentivar los pagos digitales
En 2017, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI) japonés publicó un documento titulado “Cashless Vision”, que define un objetivo para duplicar el porcentaje de pagos digitales del 18 % en 2017 al 40 % en 2027. En octubre de 2019, el gobierno japonés subió el impuesto sobre las ventas del 8 % al 10 %, una ocasión que ha aprovechado para impulsar la adopción de los pagos digitales. A fin de contrarrestar el impacto de la subida impositiva y promover los pagos digitales, el gobierno ha lanzado un programa de incentivos de nueve meses de duración por el que los consumidores perciben un reembolso del 2 % al 5 % si utilizan uno de los 40 métodos de pago digital autorizados. No se aplica a las tarjetas extranjeras. El programa representa una subvención descomunal de 280 000 millones de yenes (2 500 millones de dólares). Según una encuesta realizada a finales de octubre, solo el 20 % de los encuestados declaró que había comenzado a utilizar los pagos digitales o que estaba pensando en hacerlo después de la campaña.
El incentivo ha proporcionado un enorme impulso tanto a los proveedores tradicionales de servicios de pagos electrónicos como a las empresas de tecnología financiera (fintechs), que han realizado una agresiva promoción de sus productos. Para algunos, puede que demasiado agresiva. En julio de 2019, 7Pay, el sistema de pagos propiedad de la cadena de tiendas de conveniencia Seven-Eleven, sufrió un grave ataque informático que obligó a la empresa a cerrar el servicio. PayPay, otro proveedor, registró fallos cuando ofreció incentivos del 20 % durante un día, lo que generó quejas en las redes sociales.
Un reto para las personas mayores y los pequeños comercios
Todavía es muy pronto para valorar el impacto de la campaña del gobierno. No obstante, se enfrenta a dos retos evidentes.
El primero es convencer a los consumidores, especialmente a los de mayor edad. Los bajos tipos de interés, una red densa y eficiente de cajeros automáticos, la muy baja incidencia de falsificación de billetes, un índice de delincuencia reducido y el alto nivel de automatización hacen del efectivo un instrumento cómodo y atractivo. Esto es especialmente cierto en el caso de las personas mayores, que representan casi una tercera parte de la población y apenas muestran interés en utilizar aplicaciones de pago o dinero electrónico.
El segundo reto es aumentar la aceptación de los pagos digitales entre los pequeños comercios. Según Reuters, “En la campaña del gobierno se han inscrito menos de la mitad de los cerca de 2 millones de pequeños negocios que pueden acogerse a las subvenciones a los pagos sin efectivo debido al coste que supone la incorporación de máquinas y a las elevadas comisiones por transacción”.
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