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Incrementar el uso de tarjetas no frenará la economía sumergida

Categorías : El efectivo protege la privacidad y el anonimato
October 23, 2019
Etiquetas : economía sumergida, Europa, Pagos con tarjeta, Sustitución del efectivo
Es común el argumento de que el efectivo promueve la economía sumergida. Kenneth Rogoff, Larry Summers, Peter Sands y muchos otros lo han utilizado. Por otro lado, según señala Yves Mersch, miembro del Consejo del Banco Central Europeo, "estadísticamente, no se ha establecido ninguna relación especial entre el efectivo y las actividades delictivas. El foco debe ponerse en la lucha contra la delincuencia. El efectivo no debe utilizarse como chivo expiatorio".

The Economist publicó en septiembre un artículo titulado Informal payments cost governments hundreds of billions in revenue each year. (Los pagos informales provocan que los estados dejen de ingresar miles de millones al año) El artículo está ilustrado con un sorprendente gráfico que "demuestra" la correlación negativa entre la economía sumergida y el número de pagos con tarjeta por persona.

La ilustración resulta ciertamente llamativa, pero merece algunas observaciones antes de llegar a la conclusión de que es suficiente fomentar los pagos electrónicos para reducir el tamaño de la economía sumergida.

En primer lugar, es muy complicado estimar las dimensiones de la economía sumergida. Los datos utilizados en el gráfico se basan en un modelo teórico para estimar su dimensión, pero no deja de ser una estimación. Los autores, Medina y Schneider, llegan a la siguiente conclusión: "No existe una definición aceptada internacionalmente del término economía sumergida. Dicha definición resulta necesaria para facilitar las comparativas entre países y métodos, y también para evitar el doble cómputo". En otro estudio, el Profesor Schneider llegaba a la conclusión que "el efectivo tiene escasa influencia en la economía sumergida, la delincuencia y el terrorismo, pero puede influir de manera sustancial en las libertades civiles".

En segundo lugar, no hay que confundir la correlación y la causalidad. Podemos suponer que algunas transacciones informales se liquidan en efectivo a fin de evitar dejar rastro a las autoridades fiscales. En otras palabras, una economía sumergida de menores dimensiones podría propiciar un mayor uso de pagos con tarjeta, pero lo contrario no se cumple, a diferencia de lo que sugiere erróneamente The Economist. Incrementar el uso de tarjetas no frena la economía sumergida. El Informe británico sobre acceso al efectivo llega a la siguiente conclusión: "No discrepamos de esas cuestiones y muchos están de acuerdo con ellas en el Reino Unido: el 36 % opina que una sociedad sin efectivo reduciría la delincuencia. No obstante, existen otras consideraciones, como por ejemplo, las personas que trabajan legalmente en la economía del efectivo: algunos limpiadores de ventanas y jardineros están por debajo del umbral fiscal, y muchos consideran que el coste de los terminales de tarjetas resulta prohibitivo. También creemos que la delincuencia siempre encontrará alguna vía para abrirse paso. Por ejemplo, en las prisiones se recurre al trueque con productos en lugar de utilizar el efectivo".

En tercer lugar, la correlación dista de ser perfecta, como ponen de manifiesto los numerosos valores erráticos del gráfico. El gráfico muestra que la economía sumergida en Alemania es inferior a la de Suecia (11,97 % frente al 13,28 %), pero el número de pagos con tarjeta es cerca de cinco veces menor en el país germano. Los estonios realizan casi tantos pagos con tarjeta como los holandeses, pero su economía sumergida es tres veces mayor.

Otra manera de examinar esta cuestión es observar la evolución de la economía sumergida en los últimos diez años. El caso de Suecia reviste especial interés, ya que está debidamente documentado que, en los últimos diez años, el país ha experimentado un descenso del efectivo en circulación de alrededor del 30 % en términos de valor. La economía sumergida se ha mantenido estable durante este período.

¿Cuáles son las conclusiones en materia de políticas? Según The Economist, "una forma de reducir la economía sumergida es fomentar los pagos electrónicos". Sin duda, los bancos y los proveedores de servicios de pagos estarán de acuerdo con esta idea. Ahora bien, ¿por qué privar a todo el mundo del uso del efectivo solo porque una minoría lo emplea indebidamente? Cabe señalar que diez países de la UE que han impuesto limitaciones a los pagos en efectivo están situados en los cuatro cuadrantes superiores izquierdos del gráfico, con baja utilización de tarjetas de crédito y grandes economías sumergidas.

Recientemente, Nigeria, Italia y México han anunciado políticas destinadas a reducir la utilización del efectivo o a promover los pagos digitales. Que consigan frenar la economía sumergida resulta cuestionable, pero lo que sí lograrán es restringir la libertad de aquellos que prefieren, o necesitan, pagar en efectivo. En marzo, el Bundesbank alemán señalaba que "sigue sin haber evidencia empírica que demuestre que medidas tales como la abolición de los billetes de alta denominación o la introducción de límites máximos para el pago en efectivo son realmente eficaces para combatir la evasión fiscal y otras actividades delictivas".

 

 

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