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Por qué los vales de ayuda humanitaria no funcionan

Categorías : El efectivo es el primer paso hacia la inclusión financiera, El efectivo y las crisis
October 8, 2021
Etiquetas : Acceso a efectivo, Catástrofes y ayuda humanitaria, Efectivo y crisis, Transferencias de efectivo
Innocent Tshilombo, quien pasó 10 años como refugiado en Kenia, describe cómo la imposición de condiciones a la ayuda humanitaria en efectivo y en vales puede afectar seriamente su eficacia.

CaLP is a dynamic global network of over 90 organisations engaged in the critical areas of policy, practice and research in humanitarian cash and voucher assistance (CVA) and financial assistance more broadly.

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Manuel A. Bautista-González (translation/traducción)

Ph.D. in U.S. History, Columbia University in the City of New York

Post-Doctoral Researcher in Global Correspondent Banking, 1870-2000 – Mexico and South America, University of Oxford

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Este artículo de Innocent Tshilombo fue publicado originalmente el pasado 22 de septiembre de 2021por la Sociedad de Aprendizaje de Efectivo, CALP (The Cash Learning Partnership): se puede acceder aquí. CALP es una dinámica red mundial de más de 90 organizaciones dedicadas a las áreas de política, práctica e investigación en la asistencia humanitaria con dinero en efectivo y vales (CVA) y la asistencia financiera en general.

Mi experiencia con la asistencia en efectivo

Llegué a Kenia en 2009 procedente de la República Democrática del Congo (RDC). El campo de refugiados de Kakuma ha sido mi hogar durante gran parte de los últimos 10 años. Kakuma es un campo situado en el noroeste de Kenia donde el PMA distribuye mensualmente vales electrónicos y ayuda en especie a través de tres centros de distribución de alimentos gestionados por sus organizaciones asociadas para atender a una población de 157,539 personas.

Presento la perspectiva de un beneficiario que se ha beneficado por la ayuda en especie y que ha visto cómo se introducen los vales electrónicos como parte de la asistencia prestada. Creo que la ayuda en efectivo ofrece una buena relación calidad-precio y ofrece más flexibilidad al ofrecer opciones a los beneficiarios y preservar su dignidad en comparación con la ayuda en especie.

Sin embargo, los objetivos de las organizaciones humanitarias que prestan asistencia sectorial en efectivo y con vales limitan los beneficios de la asistencia en efectivo para los beneficiarios.

Con el tiempo ha habido muchas mejoras, pero la recogida de la ayuda en especie en el campo de refugiados de Kakuma sigue tardando entre 2 y 4 horas y es una lucha que desanima a algunos beneficiarios a recoger su ayuda para evitar la pesadilla de tener que enfrentarse a la brutalidad del personal de seguridad, algunos de los cuales dan prioridad a sus familiares y amigos para ser atendidos primero. A veces, la gente puede sentirse tan frustrada con el proceso de recogida que se salta la distribución y deja de recibir la canasta de alimentos en especie de un mes.

Hace unos años, la ayuda en especie se suprimió parcialmente y se sustituyó por un cupón electrónico de alimentos para teléfonos móviles conocido como Bamba Chakula (“consigue tu comida” en swahili). Recoger la ayuda en especie era una condición previa para poder recibir Bamba Chakula. Por lo tanto, no recoger la ayuda en especie suponía la descalificación para recibir el Bamba Chakula. Esta condición previa hacía aún más vulnerables a quienes no se sentían seguros en los puntos de recogida o a quienes no recogían su ayuda en especie por cualquier motivo.

El PMA y sus socios fueron los únicos que distribuyeron vales electrónicos dirigidos a todos los hogares del campamento. El vale electrónico se diseñó para cumplir objetivos específicos destinados a permitir a la gente comprar alimentos frescos que no estaban disponibles en especie en los centros de distribución de alimentos, como leche, carne, verduras y frutas.

Las restricciones y las condiciones previas impuestas a Bamba Chakula dieron lugar a una menor flexibilidad y capacidad de elección, a una mala relación calidad-precio y a una disminución de la dignidad del beneficiario.

Las restricciones y condiciones para recibir Bamba Chakula fueron aún más estrictas por parte de los gerentes de las pocas tiendas preseleccionadas por el PMA para participar en el programa de vales electrónicos. En algunos casos, las restricciones sobre lo que se podía comprar reducían el valor del vale electrónico. Cuando un beneficiario necesitaba comprar un artículo que no estaba cubierto por Bamba Chakula, el comerciante devaluaba el vale electrónico a un valor aleatorio tan bajo como el 60% de su valor real en efectivo. Por otra parte, al participar sólo unos pocos comercios en el programa de vales electrónicos, los beneficios económicos para los comercios locales que participaban en el programa de vales electrónicos creaban una nueva forma de desigualdad en el mercado y una ventaja competitiva injusta entre los comerciantes, con beneficios para los que participaban en el programa de vales electrónicos en comparación con los que no lo hacían. Además, Bamba Chakula estaba condicionado a usarse en menos de 7 días, tras lo cual el valor se descargaba de la cuenta del móvil sin que el usuario final obtuviera ningún beneficio duradero más allá del periodo del vale electrónico.

Las desigualdades que existen entre la población refugiada en los campos de refugiados de Kakuma son obvias. La ayuda no debería agravar estas desigualdades.

La introducción de la ayuda restringida y condicionada de los vales electrónicos se percibe como otra capa de restricción impuesta a los refugiados. Esto se suma a las restricciones existentes impuestas por la política de refugiados en Kenia, que limita, por ejemplo, los flujos de ingresos a los que un refugiado puede acceder y establece un límite a los ingresos que un refugiado puede recibir si está empleado por una organización en el campamento.

La situación en Kakuma refleja cómo el diseño de los proyectos humanitarios está influenciado por muchos factores. La ejecución y el seguimiento se ven influidos por los prejuicios heredados, las percepciones habituales sobre la responsabilidad de un beneficiario sobre las decisiones que tiene que tomar en su propia vida y la falta de pruebas en el sector humanitario. Estos factores suponen un obstáculo evidente a la hora de desplegar la asistencia en efectivo y de no aprovechar las ventajas que ofrece el efectivo como forma de asistencia en una respuesta a las necesidades humanitarias.

La asistencia en efectivo está destinada a los beneficiarios y ellos son los principales responsables de decidir qué es lo mejor para ellos. Las intervenciones sectoriales de AVC, como la ofrecida por el PMA en Kakuma, con un enfoque restringido a los alimentos, también deberían abarcar la asistencia en efectivo polivalente que pueda utilizarse en alimentos y otras cosas según las necesidades.

El hecho de que los vales electrónicos estén restringidos a la compra de alimentos no significa que una persona vaya a elegir gastar su dinero en comida todo el tiempo -ya que tiene otras necesidades que considerar-, pero sí que se le penaliza por hacerlo, ya que se pierde valor en el proceso.

La ayuda restringida y condicionada en efectivo y en vales reproduce una nueva forma de desperdicio de recursos que se asemeja a la distribución de productos no deseados que a veces se incluyen en la canasta de ayuda en especie. Hay que adaptar las estrategias del sector para promover la liberalización de las opciones, la flexibilidad y la dignidad de los beneficiarios, ya sea en materia de educación, seguridad alimentaria o salud, teniendo en cuenta las necesidades de protección.

Si nunca has sido receptor de ayuda humanitaria, eres afortunado. Pero, si algún día te encuentras en esa situación, pregúntate si quieres que otras personas decidan lo que comes y cómo gastas tu dinero.

Sobre el autor

CALP Innocent Tshilombo

Innocent Tshilombo dejó la República Democrática del Congo (RDC) hace 10 años y desde entonces ha vivido la mayor parte del tiempo en el campo de refugiados de Kakuma. Es fundador de Kakuma Ventures en el propio campamento y en 2020/2021 cursó un máster en acción humanitaria en el Centro de Estudios Humanitarios de Ginebra. Sus estudios incluyeron módulos sobre asistencia con dinero en efectivo y vales, lo que le inspiró a escribir este blog, en el que reflexiona sobre su experiencia de recibir asistencia.

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