Según los estudios cualitativos y cuantitativos realizados por el instituto de estudios del consumidor IFOP para la Monnaie de París entre febrero y abril de 2021, los franceses están firmemente apegados al efectivo, incluso después de la pandemia.
El 91% de la población francesa dice utilizar regularmente el dinero en efectivo, y el 70% dice utilizarlo a diario. Este uso regular no parece específico de un grupo concreto, sino que afecta a todos los perfiles sociodemográficos. Sólo el 9% dice no utilizar el efectivo.
El efectivo sigue siendo el medio de pago preferido para las transacciones diarias (el 87% lo utiliza para las compras en pequeños comercios, el 72% para las compras en máquinas expendedoras) y para todo tipo de donaciones. Esta dependencia del efectivo no es una opción por defecto; en más del 70% de los casos, las personas pagaron en efectivo porque no querían utilizar opciones de pago digitales.
El lugar especial que ocupa el efectivo en la vida cotidiana se traduce en un gran apego de los consumidores a los billetes y monedas. El 83% de los encuestados confirmó su apego al efectivo. Este vínculo trasciende las diferencias en los perfiles de los encuestados, incluidas las diferencias generacionales.
Los franceses ven muchas ventajas funcionales en el uso del efectivo: ausencia de comisiones (95%), facilitación de transacciones privadas (94%), universalidad (93%), protección de la vida privada (92%) y seguridad (91%). Además de sus aspectos prácticos, la tangibilidad lo convierte en un medio de transmisión del valor del dinero a los jóvenes (92%). También representa la transmisión de una cultura, la identidad de un país, el patrimonio y los valores compartidos (80%).
El análisis de correlación realizado durante el estudio muestra que las dimensiones simbólicas del efectivo alimentan el apego de los consumidores a los billetes y monedas.
En comparación con otras formas de pago, el efectivo reúne el mayor nivel de confianza: el 61% dice tener mucha confianza en el efectivo, frente al 47% de las tarjetas de pago.
Gráfica 1. Confianza en Instrumentos Financieros
El efectivo se distingue por la confianza que le otorgan los usuarios, su fiabilidad, su “humanidad”, su eficacia (la forma de pago mejor valorada en este criterio) y su facilidad de uso (valorada en segundo lugar después de las tarjetas bancarias). Por el contrario, las formas de pago digitales suscitan reacciones encontradas. Si bien se reconocen sus ventajas funcionales (ahorro de tiempo, 89%; simplicidad, 72%), los encuestados se muestran igualmente preocupados por su carácter discriminatorio (exclusión de una parte de la población – 90%) y por la falta de transparencia del ecosistema de pagos digitales (83%).
Imaginar un mundo sin efectivo suscita más miedo que entusiasmo: el 86% piensa que su vida privada estaría más vigilada y el 80% cree que habría menos solidaridad. El 83% de los encuestados dijo estar preocupado por la desaparición del efectivo. Este sentimiento es común entre los usuarios diarios del efectivo (87%), pero también es fuerte entre los que utilizan principalmente formas de pago digitales (73%).
En cuanto a la eliminación de monedas de 1 y 2 centavos de euro, que ha suscitado controversia en las instituciones europeas, una ligera mayoría de los ciudadanos franceses (51%) se opone, afirmando que siguen apegados a las monedas pequeñas. Esta supresión se considera un posible paso hacia el aumento de los precios provocado por las políticas de redondeo.
“Este estudio confirma el apego de la población francesa a los pagos en efectivo a pesar del desarrollo de alternativas digitales. La libertad de elección en cuanto a las formas de pago sigue siendo, más que nunca, la base de la confianza en el efectivo. El estudio también muestra que la moneda física es vista como fácil y práctica y como un facilitador de las conexiones sociales. Más allá de su uso cotidiano, el efectivo sigue desempeñando un papel en nuestra sociedad en lo que respecta a la transmisión intergeneracional, la pedagogía y la solidaridad”, dijo Marc Schwartz, Presidente y Director General de la Monnaie de París.