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La Paradójica Resiliencia del Efectivo

Categorías : El efectivo es una solución para contingencias y emergencias, El efectivo y las crisis
January 31, 2022
Etiquetas : Efectivo y crisis, Inclusión financiera, Privacy and anonymity, Sustitución del efectivo
El papel que desempeña el efectivo en la sociedad se ve de forma muy diferente en un campo de refugiados libanés que en una cafetería de Londres. A pesar de los avances de la política de "inclusión financiera" digital, al menos la mitad de la población adulta del mundo sigue sin tener otra opción que no sea el efectivo.
James Shepherd-Barron

Disaster Risk Management Consultant, Author, and Founder of The Aid Workers Union

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Manuel A. Bautista-González (translation/traducción)

Ph.D. in U.S. History, Columbia University in the City of New York

Post-Doctoral Researcher in Global Correspondent Banking, 1870-2000 – Mexico and South America, University of Oxford

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Parece que el mundo se está desenamorando del efectivo; una situación que, al parecer, se ha acelerado con la llegada de la pandemia dE Covid-19. Tanto es así, que varios gobiernos y bancos centrales están considerando activamente el cambio a monedas totalmente digitales. “Con el rápido aumento de los pagos móviles y electrónicos, la supervivencia a largo plazo del efectivo parece precaria”, dicen los medios de comunicación con un suspiro colectivo de inevitabilidad [1].

Pero, ¿reflejan estos titulares lo que realmente ocurre? ¿Está disminuyendo realmente el uso del efectivo en todo el mundo? Como gestor de riesgos de catástrofes, acostumbrado a coordinar respuestas a las mismas, he aprendido por amarga experiencia que el papel que desempeña el efectivo en la sociedad se ve de forma muy diferente en un campo de refugiados libanés que en una cafetería de Londres.

Tres Paradojas

Parece que hay tres paradojas principales en juego: en primer lugar, a pesar del atractivo de los pagos digitales, el volumen y el valor global del efectivo en circulación en el mundo está aumentando, no disminuyendo. En segundo lugar, la mitad de la población adulta del mundo no realizó ninguna transacción digital el año pasado. Y, en tercer lugar, a pesar del atractivo del dinero móvil, los que escapan de un conflicto o se recuperan de una catástrofe confían en la resiliencia que ofrece el efectivo.

Como saben muy bien los supervivientes del supertifón Rai del mes pasado en Filipinas, las remesas enviadas por los familiares desde lejos llegan -costosas- por vías digitales, pero se convierten rápidamente en efectivo. Esto se debe a que saben lo que los pobres del mundo ya saben: que el efectivo tiene más valor cuando circula en mercados locales que sus equivalentes digitales. Por eso, la liquidez en efectivo se está volviendo tan crítica en Afganistán, donde el sistema bancario está prácticamente colapsado tras la toma del poder por parte de los talibanes.

El Efectivo fue la FinTech Original

Mientras tanto, mientras Covid-19 nos obliga a adoptar compras en línea y la tecnología nos empuja hacia los pagos sin contacto en el mundo “rico”, es fácil olvidar que casi tres cuartas partes de la población adulta del mundo no posee un teléfono inteligente y que un tercio no tiene una conexión fiable a Internet, y mucho menos tiene acceso a una infraestructura fiable de pagos electrónicos. En otras palabras, a pesar de los avances de la política de “inclusión financiera”, al menos la mitad de la población adulta del mundo sigue sin tener otra opción que no sea el efectivo.

El efectivo, la tecnología financiera original, ha sobrevivido tanto tiempo porque funciona. En los albores de 2022, sigue siendo la única fintech (tecnología financiera) que satisface la “doble coincidencia de necesidades” en todas partes y en todo momento. Es resistente. Es universal. Y no sólo es libre de usar, sino que, en su anonimato, representa la libertad de quienes pretenden frenar las libertades civiles o sacar un beneficio excesivo de lo que es y debe seguir siendo un bien público.

Por estas y otras razones, debemos luchar por mantener el efectivo como opción de pago viable, especialmente para las sociedades que se enfrentan a una catástrofe.

[1] Martin Wolf, Financial Times, 5 de junio de 2017 (https://channels.ft.com/en/transact/death-of-cash/)

 

 

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