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No a la dactylocrematofobia

Categorías : El efectivo es el primer paso hacia la inclusión financiera, El efectivo es una solución para contingencias y emergencias, El efectivo está disponible para todos los usuarios, Sin categorizar
April 21, 2020
Etiquetas : Acceso a efectivo, Coronavirus
Antony Harris de Crane Payment Innovations explica por qué la Dactilocrematofobia — el miedo a manipular el efectivo — es preocupante para la sociedad y qué alternativas pueden analizarse para hacer frente a este temor.
Antony Harris

Crane Payment Innovations

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Utilizamos todo tipo de términos para hacer referencia a la discriminación contra distintos tipos de personas; “racismo”, “sexismo”, “homofobia”, “xenofobia”, etc. Sin embargo, también puede existir la discriminación contra objetos materiales, que a menudo se expresa como un desagrado por algo.

Hand In Washing Up Glove coronavirus fears

Fuente: iStock

En el área de los pagos y el dinero, la crisis del COVID-19 ha planteado el tema del efectivo como posible vehículo de propagación del virus y, por lo tanto, una razón para no usarlo. Este no es un tema nuevo, pero el alcance de esta pandemia ha alimentado un debate público sin precedentes. El Banco de Pagos Internacionales ha medido la cantidad de búsquedas en Internet relacionadas con “efectivo” y “virus”. “Si bien el interés en estos términos también creció en varios países europeos y del Este Asiático durante la pandemia del N1H1 en 2009-2010, esas estadísticas son insignificantes en comparación con la magnitud de las búsquedas actuales.” afirman los autores.

Sin embargo, no hay evidencia científica para demostrar esta teoría y, de hecho, el efectivo no es un vehículo de mayor propagación del virus que una bolsa de plástico, una bolsa de papel, la manija de una puerta, la llave de un automóvil o cualquier otro objeto inanimado que puedan tocar distintas manos.

Como expresa el BCE “Por término medio, las personas realizan 1,2 pagos en efectivo por día en la zona euro; de modo que es mucho más probable que se infecten a través de otros objetos que tocan con más frecuencia”. (fuente Financial Times, 25 de marzo de 2020).

La UE también publica las directrices para el lavado de manos de los empleados cuando tocan cajas registradoras y teléfonos, por ejemplo, entre otros objetos. Tengamos también en cuenta el hecho de que la transmisión de mano a mano no es realmente el problema ya que el virus tendría que entrar en la boca o el área nasal para introducirse efectivamente en el cuerpo humano. Las buenas prácticas de higiene siempre son importantes ya que se garantiza una protección adecuada al no tocarse la cara con las manos y lavarse las manos con regularidad. El estudio antes citado del BIS concluye: “Hasta la fecha, no hay casos conocidos de transmisión del COVID-19 a través de billetes o monedas. Más aún, no queda claro si dicha transmisión es significativa en comparación con la transmisión de persona a persona o la transmisión mediante otros objetos o la proximidad física. El hecho de que el virus sobreviva más tiempo en materiales no porosos, como el plástico o el acero inoxidable, implica que las terminales de tarjetas de débito o crédito o el teclado para ingresar el PIN también podrían transmitir el virus”.

Minimizar el contacto con el efectivo entre consumidores y establecimientos

Quizás una línea argumental más útil para el futuro sea cómo maximizar la higiene en las tiendas minimizando el contacto con el efectivo entre los consumidores y los establecimientos por tal de evitar la transmisión de enfermedades. En los últimos años las directrices de la UE mencionadas arriba se han incorporado en establecimientos que manipulan alimentos; por ejemplo, se entregan guantes a los empleados cuando deben manipular alimentos y efectivo, pero aun así constituye una solución complicada ya que en la práctica los empleados necesitan trabajar con distintos pares de guantes. La situación se volvió más controlable cuando, en lugar de cambiar de guantes, los establecimientos comenzaron a instalar terminales de pago que aceptan los pagos en efectivo de los clientes y que devuelven cambio, de modo que los empleados no tienen que manipular dinero. Esta es la opción de mejor práctica y la máxima utopía en términos de higiene y actualmente existen terminales automatizadas que manejan efectivo y hacen esto realidad.

Volviendo a las reflexiones iniciales sobre la discriminación contra el efectivo, este tema debe preocuparnos ya que afecta a los grupos más vulnerables de la sociedad y a aquellos sin acceso a servicios bancarios o financieros, como así también a quienes simplemente prefieren el efectivo como opción de pago. ¿Y qué sucede si el sistema digital/electrónico cae y no funciona (como ha sucedido en el pasado)? El efectivo es el único medio de pago viable que los bancos centrales apoyan en estos momentos.

Dactylocrematofobia

Así, finalmente, me pregunté si acaso existía algún término para definir esta discriminación. Y de no haberlo, si acaso deberíamos acordar uno. Al menos, se unificaría el tema en torno a un término específico. Con algunos aportes fantásticos de colegas, Guillaume Lepecq y Andreas Papadedes recurrieron a las raíces griegas de la descripción y surgió el término “Dactylocrematofobia”, que significa temor a manipular el efectivo. Para los lectores que no dominan el griego, el término es una combinación de daktilos que significa dedos, chermato que significa dinero y phobos que significa profunda aversión, temor o miedo.

Como es bastante largo, lo acortamos a“DCP” para que resulte más fácil.

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