El efectivo está disponible para todos los usuarios

Los cajeros automáticos y las sucursales bancarias han disminuido en Corea del Sur desde mediados de la década de 2010. El banco central ha promovido varias iniciativas CashTech para mejorar el acceso al efectivo.

A pesar de la proliferación de los pagos digitales, el efectivo sigue siendo el segundo instrumento de pago más utilizado en el Reino Unido, ya que el 58% de los británicos lo utiliza regularmente.

El efectivo es el segundo instrumento de pago más utilizado en Corea del Sur. Los pagos digitales proliferan, dejando atrás a los grupos vulnerables.

Una petición pide que se exija a los bancos que garanticen que todas las comunidades tengan acceso a servicios bancarios, y que se obligue a los minoristas físicos de alimentos y productos de primera necesidad a aceptar efectivo.

El efectivo sigue siendo el instrumento de pago más utilizado en Francia. Se ha vuelto aún más popular, a pesar de la proliferación de los pagos digitales.

En Japón, las personas mayores son el principal objetivo de estafas con tarjetas. La policía propone limitar el uso de tarjetas bancarias a los mayores de 65 años.

Los pagos digitales han crecido mucho en España en los últimos años, pero el uso del efectivo persiste vigorosamente.

A pesar de la proliferación de los pagos digitales en el Reino Unido, el efectivo sigue siendo el segundo instrumento de pago más utilizado. El 58% de los consumidores lo usa regularmente.

Un informe del banco central holandés subraya que el efectivo es importante para personas con escasa alfabetización digital, personas con discapacidad y personas con presupuesto limitado.

La proliferación de los pagos digitales presupone que todo el mundo tiene una cuenta bancaria, que no tuve durante más de dos meses en el Reino Unido.

Aunque los pagos digitales prevalecen en Inglaterra, no todo el mundo los usa por igual. El efectivo es un salvavidas cuando mudarse al extranjero implica exclusión financiera.

Un nuevo artículo propone un nuevo enfoque para la previsión de la demanda de billetes, argumentando que los modelos tradicionales de previsión utilizados por los bancos centrales nacionales del Eurosistema no han resistido bien la serie de perturbaciones económicas de los últimos años.