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Las dos caras de la moneda: Debate técnico sobre las MDBCs

Categorías : El efectivo es un bien público
January 31, 2023
Etiquetas : Bien público, Cash, Monedas digitales de bancos centrales
A medida que aumenta el número de bancos centrales que estudian la oportunidad y viabilidad de las MDBCs, se pone de manifiesto que no son una panacea y que presentan pros y contras. La clave de su éxito radica en el diseño adecuado de estas monedas digitales, así como en las motivaciones básicas y los casos de uso que subyacen a su adopción.
Carlos Leon

Director of Financial Market Infrastructures & Digital Currency Solutions at FNA

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Manuel A. Bautista-González (translation/traducción)

Ph.D. in U.S. History, Columbia University in the City of New York

Post-Doctoral Researcher in Global Correspondent Banking, 1870-2000 – Mexico and South America, University of Oxford

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Las monedas digitales de banco central (MDBCs o CBDCs por sus siglas en inglés) son, en este momento, un concepto amplio. Las hay de diferentes formas, tamaños y sabores, y el sabor de cada banco central determinará en última instancia si una CBDC funcionará para la gente. He aquí algunas características estándar:

La lenta adopción de las CBDC en Bahamas y Nigeria sugiere que el caso de uso no está claro y que los bancos centrales deben trabajar más para comprender las necesidades de consumidores y comerciantes. Del mismo modo, después de más de una década, el bitcoin y similares no han logrado convertirse en dinero: siguen siendo activos para invertir o apostar, sin un caso claro de medio de cambio, depósito de valor o unidad de cuenta, incluso cuando se declaran de curso legal (por ejemplo, en El Salvador).

Las CBDC no son una bala de plata

Las CBDC no son una bala de plata; aunque tienen defectos, también presentan ventajas significativas. Creo que es imperativo que, a la hora de argumentar a favor o en contra de las CBDC, en un momento en que más de 90 bancos centrales se proponen introducirlas en breve, presentemos un argumento equilibrado a favor y en contra.

Es preciso comprender y aclarar mejor las motivaciones que subyacen al diseño y la adopción de las CBDC. Se ha sugerido que una base primordial entre los gobiernos es infligir el control último sobre las sociedades a través de la ingeniería social. Esto podría decirse de cualquier sistema de pago basado en dinero fiduciario existente en la actualidad. Las arquitecturas de CBDC que se debaten actualmente no implican necesariamente tener acceso a todos los detalles de cómo, cuándo o dónde la gente utiliza las CBDC. Una arquitectura de anonimato por niveles, en la que el anonimato dependa del valor de la transacción, podría favorecer la privacidad y, al mismo tiempo, cumplir los mandatos de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, de forma similar a lo que ocurre actualmente con las transacciones en efectivo en los bancos comerciales. Si los bancos y los proveedores de sistemas de pago son los distribuidores de CBDC, esto podría funcionar aún mejor.

Debemos centrarnos en defender el diseño responsable y adecuado de las CBDC para aliviar los temores asociados a lo desconocido. Necesitamos un debate sobre fundamentos técnicos que esboce los hechos en lugar de hacer presunciones basadas en un amplio sentimiento negativo, lo que los bitcoiners suelen llamar difundir MID (miedo, incertidumbre y duda, o FUD por sus siglas en inglés).

Los pros…

Para empezar, veamos los pros.

Y los contras

Por otro lado, hay que tener en cuenta algunos inconvenientes.

La clave del éxito de las CBDC reside en el diseño adecuado de estas monedas digitales y en las motivaciones y casos de uso fundamentales que subyacen a su implantación. Los bancos centrales deben entender claramente los pros y los contras para aliviar las preocupaciones y las reservas, respaldados por una visión clara de cómo se adoptará una CBDC en función de sus múltiples opciones de diseño.

Hablando de pesadillas orwellianas, es cierto que una CBDC podría ser mal gestionada por un gobierno, ya sea democrático o autoritario. Del mismo modo, también es cierto que otras formas de dinero podrían ser mal utilizadas, incluido el efectivo: ¿sabían que algunos cajeros automáticos pueden leer los números de serie de los billetes? Pero el bitcoin también puede utilizarse con fines orwellianos. En las manos equivocadas, incluso el bitcoin pseudoanónimo y supuestamente descentralizado podría volverse contra el público. No hace mucho, un país latinoamericano dio a bitcoin el estatus de moneda de curso legal y ofreció 30 dólares en bitcoin a la gente que se descargara y registrara en Chivo, el monedero móvil del gobierno; para mí, dar un cebo equivalente a casi tres días de salario mínimo para obligar a la gente a entregar información personal y transaccional a una aplicación que es propiedad y está gestionada por un gobierno que ha sido acusado de autoritarismo es bastante orwelliano.

Quizá no sea el instrumento de pago o la forma del dinero lo que debamos temer. Es el diseño de los instrumentos de pago y su posible uso indebido por parte de gobiernos y bancos centrales. Para que cualquier forma de dinero (o tecnología) funcione a favor -y no en contra- de los ciudadanos, siempre es necesaria una adecuada protección del consumidor, regulación y supervisión del sistema de pagos.

 

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